Adoro tu mentira
cuando te despierto a deshoras
y tu dices no importa.
Adoro esa voz suave que susurrando
me calma a cada instante.
Sin remedio adoro tu boca,
cuando con la lengua
provocas escalofríos en mi piel
dejándola enmudecida.
Me revuelvo por dentro
y te adoro sin remedio
cuando tu mirada directa y traviesa
me pide que juegue contigo
enredando entre tu boca
y alrededor de tu cuerpo.
La añoranza de un orden que nunca existió
-
Medio continente anhela lo mismo que las monjas. Regresar a una Europa y a
un país de fantasía, pero que puedan comprender; donde reine el orden y
todos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario