Gervasio Sanchez ,¿Por qué los países más ricos son los más pobres?

El pasado 7 de abril, Gervasio Sánchez recibió el Premio Internacional Julio Anguita Parrado (joven periodista cordobés que murió el 7 de abril de 2003 en Irak, un día antes que José Couso).
El premio le fue otorgado como reconocimiento a su comprometida trayectoria profesional, pues ha trabajado como periodista independiente para diferentes diarios y revistas, cubriendo la mayor parte de los conflictos armados en América Latina, la antigua Yugoslavia, África y Asia.
Y en su discurso no dejó dudas al porqué de su elección…

“…Entre bastidores los altos cargos políticos y judiciales de nuestro país han conspirado contra sus propios ciudadanos. Entre bastidores han luchado “con uñas y dientes para hacer desaparecer los cargos contra los tres militares”, implicados en el asesinato de José Couso mientras mentían a sus familiares. Lo hemos leído en los papeles del Departamento de Estado de Estados Unidos filtrados por Wikileaks que deja a nuestros políticos y fiscales desnudos moralmente….”.

“…Cuando alguien sufre o agoniza es muy fácil fotografiarlo. Resulta incluso fotogénico. Y hay recursos retóricos que se utilizan a menudo: niños rodeados de moscas, hombres con miradas perdidas mientras mueren, seres humanos reconvertidos en esqueletos andantes.

Creo que los que sufren y los que mueren tienen derecho a nuestro respeto. Han podido perderlo todo, incluida la vida, pero nadie tiene derecho a arrancarles la dignidad.
Ser capaz de mostrarla, de fijar la emoción de un instante límite y, al mismo tiempo, documentarlo se ha convertido en mi asignatura pendiente.

La única verdad incuestionable de las guerras son las víctimas. El mundo del Dolor se parece a un océano sin límites. Sus protagonistas forman un interminable ejército de muchos ceros condenados al anonimato. ”

“… ¿Por qué los países más ricos son los más pobres? La respuesta es fría como el hielo: buitres carroñeros, que se presentan ante sus sociedades opulentas como decentes hombres de negocios, roban sus riquezas y corrompen a sus gobiernos.
Se llevan los diamantes, el petróleo y el coltan y dejan armas para que los más pequeños jueguen a matarse.

Si la corrupción es perseguida en nuestras sociedades, por qué permitimos que nuestras multinacionales utilicen la corrupción para sacar mayores beneficios. Si buscamos paliar el sufrimiento en nuestros hospitales por qué no impedimos el genocidio o la persecución étnica…”

“…Las armas son cada vez más ligeras. Los fabricantes tienen interés en abaratar costes y reducir la edad de los combatientes. Los comandantes saben que los niños se entusiasman con los juegos bélicos. Los soldados infantiles no replican cuando se les da una orden y son fácilmente sustituibles.

Nuestros hijos de 13 años serían combatientes en muchos países africanos. Actuarían como hombres y matarían por el control de una esquina. Aunque no sabrían responder a una pregunta simple: ¿Por qué mi país está en guerra?

Los varones son privilegiados. Las niñas de sus mismas edades son violadas por sus jefes, utilizadas como esclavas sexuales, marcadas para siempre por el odio y la enfermedad.

Si tienen suerte morirán muy jóvenes. Si no, el sida les tenderá la mano durante algunos años. La ignominia total: son esclavas sexuales durante la guerra y prostitutas cuando se alcanza la paz y se produce el desembarco masivo de los extranjeros. En los países golpeados por la violencia los blancos casi siempre huelen a dólares y colonia de lujo….”

“…Hay guerras porque la venta de armas es un negocio con grandes márgenes de beneficios. Hay guerras porque España ha exportado armas a países víctimas de conflictos eternos durante todos los gobiernos desde el inicio de la transición en 1977.

Y este bochornoso negocio se ha cuadriplicado desde 2004, desde la llegada al poder de José Luis Rodríguez Zapatero, el gobernante que más ha instrumentalizado y pisoteado la palabra paz, que, incluso, ganó aquellas elecciones gracias al estado de opinión creado contra la guerra de Irak y los errores cometidos por José Maria Aznar…”.

de canalsolidario.org

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